En marzo nos vamos a Valencia! que como dice la canción «Es la tierra de las flores, de la luz, y del amor.»
Nada mejor que compartir una entrevista virtual y apasionada con una valenciana de pura cepa de nuestra Asociación: Begoña
Sabemos que las raíces nunca se pierden y eso es solera. Con perspectiva y desde la distancia como nos definirías lo bueno de Valencia y sus gentes?
¡Ay! ..tantas cosas. Su luz, el azul del cielo, el sol, el mar, el olor del azahar en primavera, la cercanía de todo pese a su tamaño. No ha perdido su talle provinciano, su historia, su cultura, que está viva en cada rincón de la ciudad y de sus tradiciones y a la vez esas ganas de evolucionar, de crecer. Su dualidad de ciudad y de huerta que aún se respira.
Y ahora en marzo, el «ya huele a Fallas», esa buena temperatura que te deja sacar la camiseta de manga corta y las gafas de sol. Por cierto este será el segundo año sin Fallas pero volverán.
De sus gentes la predisposición a apuntarnos a cualquier causa, fiesta, celebración, trabajo, empresa, proyecto,.. a cualquier lío. A la voz de «au, mone» (vamos) y en un «pensat i fet» (pensado y hecho) organizado, eso se nos da de miedo. Aunque a veces algunos lo neguemos llevamos un fallero dentro que ama la música, la fiesta colectiva y el fuego.
Nada nos gusta más que reunir amigos alrededor de una mesa a almorzar. Y ojo que en Valencia el almuerzo es una comida eterna entre el desayuno y la comida a eso de las 10:30- 11 que los americanos han bautizado como «brunch» y mi abuelo en los 70 ya llamaba «almuerzo- comida» porque empieza como «algo ligero a media mañana» y si te descuidas se alarga hasta la cena. Una cazalla que no falte (aguardiente versión de l`horta). Almuerzos que se pueden extender sin fin con una buena conversación, disputa amistosa y mucho buen humor.
Trabajadores comprometidos siempre, «echao p’ alante» la acción precede al pensamiento. Hedonista y disfrutón. Espontáneo y natural. Sabemos y llevamos en las venas que todo se quema y todo renace y eso marca un carácter especial. Nada es y para siempre y todo vuelve. El valenciano mira a los ojos al mismo nivel a todo el mundo sin importar clases ni jerarquías. Maestros de la ironía socarrona que en muchos casos puede molestar a quien no la comparte, pero que va siempre sin segunda intención.
Cuando estamos allí nunca apreciamos lo mucho que la queremos y lo mucho que se la echa de menos!. La terreta.
Uauh Begoña eres una poeta! Sólo nos queda dar un paseito contigo en un día soleado…
Yo ahora mismo empezaría de buena mañana en el Mercat Central, magnífico templo de todo tipo de alimentos frescos, el paraíso de los sentidos. Un almuerzo en el bar del mercado con un buen tomate y ventresca de atún o mojama..mmmm.. después un buen paseo por la ciutat vella con sus callejuelas judías terminando con un descanso en el jardín del Turia. De allí a la playa, al puerto a degustar un buen arroz o pescado fresco en cualquiera de los mucho restaurantes para cualquier bolsillo. De vuelta a la ciudad no dejaría escapar la Ciudad de las Artes y las Ciencias y si es al atardecer aún mejor. Y una merienda de «Orxata amb fartons» en Alboraia.
Y para los que os guste el arte podéis disfrutar de lo mejor de Joaquín Sorolla